Taller de duelo

“No hay un catálogo para atravesar el duelo. No es importante el ritmo, ni las maneras, lo más importante de todo es atravesarlo con cariño”

Estas son las primeras palabras de Mercè Castro en el taller de tres horas que ha impartido en la residencia del Sagrado Corazón de Valladolid, dentro de la Semana de Familia organizada por la Diócesis de Valladolid y el Instituto Fe y Desarrollo.

Durante esta sesión hemos podido sentir mucho cariño en sus palabras, en su exposición. Nos ha hablado desde la propia experiencia de perder un hijo, y de todos los sentimientos que pueden aflorar y que tendremos que afrontar durante el duelo de un ser querido.

Una de las cosas fundamentales en el duelo es sentir. Sentir no es huir ni tampoco aferrarse, sentir en estas situaciones duele mucho, y para poder transitar este dolor necesitamos todos los apoyos posibles, aquellos que sean capaces de mirarnos a los ojos porque han transitado su propio dolor, aquellos que son capaces de hablar de la persona querida porque no tienen miedo a transitar nuestro dolor. La única forma de trascender el dolor es sentirlo, la única forma de trascender el miedo es mirarlo.

En un periodo de duelo nos encontramos con trampas que no nos permiten caminar, como la creencia de que si no sufres no quieres, la idealización de la persona querida, llenar nuestra vida de actividades, el alcohol…

Debemos dar espacios donde poder expresar el dolor que sentimos, tanto a nosotros mismos como a nuestras parejas, hijos, padres…

Para poder transitar el duelo es bueno buscar aquellas cosas que nos dan energía. Yo decido voluntariamente dónde pongo la mirada, por eso nos ayudará siempre en esta etapa y nos darán energía algunas cosas como agradecer la VIDA, agradecer las personas cercanas, agradecer cada cosa por muy pequeña que sea; ejercer el hábito de la amabilidad, hacia los demás y hacia uno mismo; tener paciencia (que es el arte de poner paz en cualquier situación); aceptar con el corazón y sobre todo perdonar.

El perdón es un acto de amor hacia nosotros mismos y es el que tiene mayor poder sanador. La actitud de querer perdonar para liberarse uno mismo te enfoca en una dirección que se aparta del rencor, la ira. No es fácil, es la única forma de trascender y no convertirse en una persona amargada.

Sobre todo, el sentimiento que nos ayudará a trascender el duelo es el amor, un amor incondicional a nosotros mismos, a la persona querida y a los que están con nosotros y sufren de cerca nuestro dolor.

Acabamos escuchando la oración de San Francisco de Asís: “Señor hazme un instrumento de tu paz”.

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